Los santos ángeles custodios
- Pastoral para las Comunicaciones Sociales
- 2 oct 2017
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El día 2 de octubre festejamos a los santos ángeles custodios. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña (n. 336) que “desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión” para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en el mundo. Dice san Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.

En el Antiguo Testamento vemos cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudarlo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel (1 Re 19, 5).
En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje a san José para que huyeran a Egipto (Mt 2, 13), la liberación de Pedro en la cárcel (Hc 12, 7-10), los ángeles que sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto (Mt 4, 11).
La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en el camino de la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo para llegar al Cielo. Es un compañero que siempre está a su lado, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento, ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando no se la pide.
A veces pensamos en el ángel de la guarda como algo infantil, pero no debe ser así, pues mientras crecemos tendremos que enfrentar a una vida con mayores dificultades y tentaciones, y nuestro ángel custodio resulta es nuestra gran ayuda.
Para que la relación con nuestro ángel custodio sea eficaz, es necesario hablar con él, tratarlo como amigo, y será un fiel y poderoso aliado nuestro.
Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de guiarnos y protegernos, está cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.
Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos y deseos íntimos ya que sólo Dios conoce lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras y gestos.
Hermano ¿te imaginas cómo te mira tu ángel de la guarda? No dudes en pedirle ayuda, él te quiere llevar con Dios, síguelo.