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El Cuerpo y la Sangre de Cristo

  • Pbro. Oscar Nolasco Ferreyra
  • 2 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

Esta solemnidad de el Cuerpo y la Sangre de Cristo es conocida por su nombre en latín: Corpus Christi (Cuerpo de Cristo), y se celebra el jueves después de la solemnidad de la Santísima Trinidad.

Su origen se debe al desarrollo progresivo del culto y de la devoción a la Sagrada Eucaristía, el énfasis en la adoración fue la respuesta a la herejía de Berengario, en el siglo XI, que negó la presencia real de Cristo en este sacramento.

La fiesta de Corpus Christi se celebró por primera vez en 1246 en Lieja Bélgica, al cabo de pocos años el Papa Urbano IV (1264) extendió la fiesta a toda la Iglesia, y a lo largo del siglo XIV se fue convirtiendo rápidamente en una de las fiestas más apreciadas por el pueblo católico.

En el misal de Pablo VI (1970) la fiesta se llama del “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo”, asumiendo así también la memoria de la Sangre de Cristo. La hermosa secuencia “Lauda Sion” (Alaba, ¡oh Sión!), que es leída o cantada en esta fiesta, es un verdadero tratado de teología eucarística y se atribuye a Santo Tomás de Aquino.

Un aspecto importante de esta fiesta es la procesión que se lleva a cabo después o en algunas ocasiones antes de la Santa Misa, el Cuerpo de Cristo, es decir la hostia consagrada por el sacerdote, es colocada en la custodia y llevada con luces de velas, incienso y bajo el palio (tela ornamental que es sostenida por cuatro astas y a su vez por cuatro personas), a cada una de las estaciones donde se da la bendición eucarística.

En nuestra Parroquia del Divino Salvador en Santiago Tilapa, los grupos y asociaciones organizan cada estación de acuerdo a su creatividad, puede ser con textos bíblicos, cantos, oraciones espontáneas, representaciones, etc. En el templo parroquial se ponen flores blancas y amarillas o rojas y en las calles por donde pasa el Santísimo Sacramento se utilizan los mismos colores para los adornos, el blanco significa pureza, virginidad y la gracia de Cristo que recibimos en los sacramentos, el amarillo por su color similar al trigo se le relaciona con la Eucaristía y el rojo nos recuerda el color de la Sangre y de la Pasión de nuestro Señor.

La costumbre de llevar a los niños vestidos de inditos con sus huaraches, calzón blanco, ceñidor, camisa blanca, sombrero y huacal, las niñas con sus chincuete (falda), faja y blusa bordada y también huaraches, es un recuerdo del tiempo de la Colonia en México. Los indígenas con ocasión de la fiesta de Corpus Christi, acudían a la Plaza Mayor frente a la Catedral Metropolitana, con sus huacales llenos de frutas, verduras y flores para su venta. Había vendedores que también portaban en sus mulas mercancías traídas de tierra caliente y regiones lejanas para la misma actividad comercial, este es el origen de las mulitas de hoja de maíz o de palma que todavía se pueden ver con motivo de esta festividad.

¡Conservemos esta bella tradición mexicana!

Agradezcamos al Señor por el don sublime de su Cuerpo y de su Sangre, memorial de su pasión, muerte y resurrección, fuente de santidad y “alimento substancial de los discípulos y misioneros de Cristo” (Documento de Aparecida, no. 25).

PARROQUIA DEL DIVINO SALVADOR

DIÓCESIS DE TOLUCA

OBISPO MONSEÑOR FRANCISCO JAVIER CHAVOLLA RAMOS

ADMINISTRADOR PARROQUIAL PRESBÍTERO CRISPÍN LÓPEZ CARRILLO

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(01 713) 135 93 39

 

Avenida Independencia
Santiago Tilapa, CP 52650

 

LiturgiaTilapa@gmail.com

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